En la densa jungla de la India se estaba librando una feroz batalla entre dos de las serpientes más mortíferas del mundo: la cobra real y la pitón venenosa. Las dos serpientes estaban entrelazadas en un abrazo mortal, cada una tratando de dominar a la otra.
La Cobra Real, con sus reflejos ultrarrápidos y su veneno mortal, era la más agresiva de las dos. Golpeó a la pitón repetidamente, tratando de inyectar su veneno en el cuerpo de la pitón.
La pitón, por otro lado, era mucho más grande y más fuerte, y se enroscaba alrededor de la cobra, apretándola con fuerza.
La batalla duró horas, sin que ninguna de las serpientes ganara la partida. Pero entonces, en un momento de terror, la Cobra Real hizo algo inesperado. Abrió mucho las fauces y se tragó la pitón entera.
La pitón, incapaz de defenderse, fue rápidamente consumida por la cobra. Las poderosas mandíbulas y el sistema digestivo de la cobra hicieron un trabajo rápido con la pitón, y pronto no era más que un bulto en el vientre de la cobra.
Los otros animales de la jungla observaron con asombro cómo la Cobra Rey salía victoriosa de la batalla. Fue un recordatorio de la naturaleza brutal e implacable del reino animal, donde sólo los más fuertes y astutos