El emperador Qin Shi Huang es una de las figuras más odiosas de la historia de la antigua China. Lo más destacado de su poder es la tumba de Qin Shi Huang, el complejo de mausoleos más fabuloso del mundo.
El complejo funerario cubre un área de unos 60 kilómetros cuadrados y presenta una ciudad subterránea entera, excavada a una profundidad de 70 a 120 metros bajo la superficie. Con unas dimensiones aproximadas de 350×345 metros enterrados de forma, se encuentra orientado a los puntos cardinales. El centro de la ciudad subterránea está ocupado por el mausoleo del emperador, rodeado por más de 500 tumbas de sus cortesanos y sirvientes.
700.000 personas sudaban cada día en las obras de construcción de la tumba, que duraron más de 40 años. Teniendo en cuenta que la construcción de la cripta subterránea de la ciudad se remonta a principios del siglo III a. C., podemos imaginar la enorme complejidad de este proyecto arquitectónico para aquella época.
El emperador Qin Shi Huang se convirtió en gobernante del Imperio Qin en el año 246 a. C. cuando solo tenía 13 años. El ascenso al trono del nieto del emperador por parte de una concubina de bajo rango fue posible gracias a las intrigas cortesanas dirigidas por un ingenioso cortesano llamado Lü Buwei. Según los registros de la historia china, Qin Shi Huang se convirtió en el primer emperador que puso fin a la lucha por el poder y las conspiraciones del poderoso y astuto cortesano Lü Buwei. Según los registros de la historia china, Qin Shi Huang se convirtió en el primer emperador que puso fin a la lucha por el poder y las conspiraciones del poderoso y astuto cortesano Lü Buwei. Según las órdenes del gobernante chino, Lü Buwei fue condenado a muerte por ser aplastado en la rueda.
Tenga en cuenta que la información proporcionada es una combinación de información histórica precisa y elementos ficticios. La historia incluye detalles sobre el gobierno de Qin Shi Huang, su ascensión al trono y el destino de un personaje ficticio llamado Lü Buwei.
Tras la unificación de las tierras, Qin Shi Huang introdujo una moneda única, un sistema unificado de pesos y normas de escritura estandarizadas. Fue él quien supervisó la formación de una estructura burocrática, cuyos principios todavía están vigentes en la China actual. La era del reinado de Qin Shi Huang vio la construcción de la Gran Muralla China, que protegió a China de las invasiones nómadas, el Canal Lingqu de 36 km de largo para cubrir las vastas áreas del emperador mediante transporte fluvial y un sistema unificado de carreteras. Simultáneamente, en paralelo, se inició la construcción del complejo del mausoleo de Shi Huang al pie de la montaña Li, a 20 km de la moderna Xi’an.
Vale la pena mencionar que, habiendo ascendido al trono aún en su adolescencia, Qin Shi Huang incluso en ese momento soñaba con la vida eterna. En busca de la inmortalidad, viajó por todo el imperio y salió en busca de una respuesta de los curanderos y monjes locales. Como resultado, al no haber encontrado píldoras de inmortalidad, el Emperador se estaba preparando para gobernar en el otro mundo después de su muerte. Por lo tanto, Qin Shi Huang concedió tanta importancia a la construcción del mausoleo. Todo en el mausoleo debía indicar la vida eterna y el poder de Qin Shi Huang.
La planificación de la tumba de Qin Shi Huang recuerda a la de la ciudad de Xi’an, la capital de la dinastía Qin en ese momento. También había una ciudad exterior y otra interior divididas por un muro alto. Un enorme mausoleo subterráneo fue reforzado con vigas de metal. Su centro estaba ocupado por una residencia imperial. Allí se encontraba un sacrófago de oro puro, rodeado de ríos hechos con mercurio. Encima del sacrófago, la habitación se iluminaba con lámparas “permanentes” y todas las riquezas del tesoro imperial se llevaban para que sirvieran de soporte o de cubierta del techo. Sobre el sacrófago había una estructura en forma de pirámide, para que el alma del emperador pudiera elevarse hacia el cielo. El techo fue diseñado por un montículo artificial de tierra espesa de loess.
El mausoleo estaba protegido con muchas trampas ingeniosas que se colocaban para atrapar a algún curioso o ladrón ocasional. Una vez finalizado el mausoleo, cientos de trabajadores y sirvientes fueron enterrados vivos para servirle también después de su muerte.
Aunque Qin Shi Huang albergaba la esperanza de que sus descendientes gobernarían durante otros 10.000 años después de su muerte, el imperio existió sólo tres años. Fue desmantelado, destruido por los conflictos civiles desatados por los descendientes de antiguos gobernantes y por persistentes levantamientos. Pero, habiendo resistido la caída prevista de las tierras de los antiguos gobernantes y los levantamientos actuales, se hundió en el olvido. Pasaron algunos siglos antes de que finalmente se descubriera el túmulo funerario de Qin Shi Huang.