Una cobra real gigante apareció en el pozo del pueblo, causando miedo entre los residentes. La serpiente venenosa, que medía varios metros de largo y tenía un cuerpo grueso, fue vista por primera vez por un aldeano que había ido a buscar agua al pozo. La noticia de la presencia de la cobra se difundió rápidamente y pronto una gran multitud se reunió alrededor del pozo.
Los aldeanos estaban aterrorizados y no sabían qué hacer. Tenían miedo de que la serpiente pudiera atacarlos si intentaban acercarse. Algunos sugirieron llamar a las autoridades locales, mientras que otros pensaron que deberían tratar de atrapar a la serpiente ellos mismos.
Con el paso del tiempo, la serpiente se quedó en el pozo, sin moverse ni mostrar signos de agresión. Mientras tanto, los aldeanos comenzaron a calmarse y comenzaron a discutir el mejor curso de acción. Decidieron llamar a un experto en serpientes del pueblo cercano para que viniera y sacara la cobra de manera segura.
Cuando llegó el experto, se sumergió con cuidado en el pozo y se acercó a la cobra. Pudo capturar a la serpiente sin incidentes y liberarla en el bosque cercano. Los aldeanos se sintieron aliviados y agradecidos con el experto en serpientes por su valentía y experiencia.
El incidente sirvió como un recordatorio para los aldeanos sobre la importancia de ser cautelosos con los animales salvajes y la necesidad de llamar a profesionales cuando se trata de situaciones potencialmente peligrosas. Al final, el pueblo volvió a su rutina normal, y la cobra real gigante se convirtió en nada más que un recuerdo aterrador.