Nada se parece a poseer un cocodrilo de cinco metros y 500 kilogramos; puede describirse como uno de los animales más atrevidos que jamás haya tenido. Es bastante difícil creer esto, sin embargo, este chico de Costa Rica,
GilƄerto Shedden tenía un cocodrilo de aspecto gigante llamado Pocho y había estado nadando con él en el río todos los días, durante más de veinte años.
Shedden, quien es pescador, guía turístico y también Ƅiólogo de Siquirres, Provincia de Limón, Costa Rica, encontró a Pocho en el momento en que se encontraba en las instituciones fipapsіаɩ del Reʋentazon Riʋer local. El cocodrilo recibió un disparo en la cabeza con el ojo izquierdo, tal vez un granjero que estaba ansioso por ver cómo el animal explotaba su rebaño de vacas.
Shedden no tenía intención de dejar al cocodrilo allí y también lo llevó a casa en su flotador. Eligió llevar el ataque del cocodrilo al bienestar.
Shedden trabajó muy duro con el cocodrilo, alimentándolo con 30 kg de pescado y también gallina por semana. También copulaba con él por la noche. Para animar al cocodrilo a comer, sustituye la masticación de la comida por la boca, dándole besos y abrazos. Según Shedden, el cocodrilo necesitaba más amor que comida para recuperar su salud.
El cocodrilo se llamaba Pocho Ƅy Shedden. Un cocodrilo es un animal salvaje, para poder elegir a Pocho legalmente, Sheddan necesitaba una autorización de animales salvajes de las autoridades costarricenses. Hasta ese momento, escondió al cocodrilo en un estanque escondido en un bosque vecino.
Cuando Pocho volvió a estar sano, fue liberado en un río cercano, sin embargo, cuando Sheddan se despertó a la mañana siguiente, localizó al cocodrilo durmiendo en su patio al aire libre.
En ese momento, Sheddan decidió mantener al cocodrilo en el agua fuera de su casa y fue considerado un miembro de su familia. Pasaron veinte años juntos, hablando y jugando entre ellos. El cocodrilo incluso fue entrenado para responder a su propio nombre.
Incluso comenzaron a transportar viajeros sustitutos semanales de todo el mundo a un lago artificial en la Finca Las Tilapias, Costa Rica. Ambos también fueron seleccionados para el documental titulado ‘El hombre que nada con cocodrilos’ del cineasta sudafricano Roger Horrocks poco antes de la muerte de Pocho.
Según él, la herida en la cabeza del poncho podría haber dañado la mente del cocodrilo, lo que podría haber cambiado las acciones comunes de la mascota, ya que varios dueños de mascotas de la familia reptil habían atacado a sus mascotas.
Entonces, según él, la vida de Sheddan estaba en peligro cuando estaba con Pocho. Pero Sheddan difiere totalmente de eso, afirmó que si solo hubieran sido 2 o 3 años, algo podría haber ocurrido, sin embargo, después de 23 años de cuidarnos unos a otros, no fue factible.
Pocho murió de muerte natural afuera de la casa de Shedden y también se realizó una guardia pública por el cocodrilo. Actualmente, Sheddan está lidiando con un nuevo cocodrilo llamado Pocho II.